Las fuentes de estilo grotesque sans parecen ser una opción segura entre los diseñadores gráficos, y en consecuencia, un obligado en el catálogo de muchos creadores de fuentes tipográficas. Admirado por la selección tipográfica de un prolífero diseñador británico, decidí diseñar mi versión de este estilo, esperanzado en que algún día pueda verla entre las páginas de un buen producto editorial creado en este lado del mundo.
Esta entrada te comparto el proceso de diseño Galeana, una superfamilia sans serif de 48 variantes.
Motivación
En el 2013 coincidí con el impresionante portafolio de Matt Willey, un reconocido diseñador ingles que años más tarde se convertiría en socio de Pentagram. Estaba muy interesado en su selección tipográfica, particularmente notable en revistas como Zembla y Plastique.
Su trabajo se caracteriza por divertirse con las palabras y recurrir al valor figurativo de signos con mucha mancha —normalmente condensados y extendidos— disponiéndolos en toda la página, un recurso que parece aprendido de uno de sus mentores, Vince Frost, y este a su vez del afamado diseñador Allan Fletcher.



Muestras del trabajo de ©Matt Willey: Revistas Futu (izquierda), Plastique (superior derecha) y Zembla (inferior derecha).
En noviembre de 2016 me propuse crear una fuente tipográfica de estilo sans que pudiera usarse como lo hace Matt Willey, es decir, reventando las características formales de los signos. A la vez, me parecía una opción viable en términos comerciales por ser un estilo de uso tan recurrente entre diseñadores gráficos. La forma de destacarla entre el enorme mar de opciones era impregnarla de un sabor propio. Habría que descubrir como poner todos estos requisitos en el proyecto.
Primera etapa del proyecto
Quería plasmar en la fuente una personalidad ligeramente más cálida que la racionalidad frecuente en el estilo grotesque. Mis bocetos iniciales muestran esos intentos cayeron en lo caricaturesco. Coqueteé con la posibilidad de incluir variantes extendidas, pero para ese entonces mi experiencia en diseño de familias tipográficas era limitada a las 6 variantes de peso de Fondue, y me concentré en lograr una familia de condensadas.
De los primeros bocetos pasé a un ejercicio rápido de vectorización en Illustrator. Los nodos y segmentos mesuraron un poco la personalidad y me ayudaron a encontrar la lógica de construcción del sistema. Con esto resultó más sencillo explorar la idea de otros caracteres en papel.

Trasladé el proyecto a Glyphs para aprovechar la tecnología multiple masters y agilizar la producción. Para encontrar la dimensión adecuada de los pesos, me serví de la herramienta ideada por de Pablo Impallari, tomando los grosores de las pilastra de la «n» como valor numérico de referencia.
El proyecto estaba pensado para distribuirse con la fundidora Latinotype, de quienes fui teniendo retroalimentación. Vino bien una opinión objetiva para evitar la ceguera de taller después de ver los mismos signos día tras día.


Después de varios meses, una mudanza y cambios profesionales, los signos de una familia de 6 variantes estaban terminados, y solo quedaba pendiente el trabajo de ajuste de espaciado. La fuente ya podía salir a la venta. Sin embargo, la idea de ampliar la familia seguía rondando por mi cabeza. Estaba convencido que resultaría en un producto de mayor valor, y de paso, aprendería como diseñar familias extensas.
Nuevos miembros en la familia
Para esta parte del proceso me apoyé mucho de los contenidos expuestos por Laura Meseguer, Cristóbal Henestrosa y José Scaglione en su libro Cómo crear tipografías. Del boceto a la pantalla (2012), concretamente en la sección «Programa tipográfico». Lo que en teoría parecía sencillo, tuvo nuevos retos en la práctica.
Lograr variantes de ancho es similar a variantes de peso. Se integra un nuevo eje (o axis) con una versión extendida de los dos pesos extremos originales y se programan las instancias que resultarán en las variantes de la familia.
Trabajé en bocetos digitales de una versión heavy extendida para lograr signos muy pulidos y consistentes entre sí en menor tiempo que haciéndolo en papel. Esto fue especialmente útil para estudiar las formas antes de regresar al escenario vectorial.
Después, vectoricé los bocetos de nuevos maestros y programé sus pesos de la misma manera que con las versiones condensadas. La distancia entre segmento izquierdo y derechos de las «H» en los 4 maestros sirvieron para programar los anchos. El calculo de las instancias se calculó nuevamente con la herramienta de Impallari. Con esto pude componer un espectro de variantes peso y extensión de una misma palabra, que compartí con el equipo de Latinotype para decidir en conjunto las variantes finales que integrarían la familia.
La expansión exigió de distintos ajustes en los pesos extendidos. Desde las versiones condensadas seguí las recomendaciones de Scaglione de agregar más espesor al interior de las letras pesadas para verse proporcionadas en relación a las más delgadas. Este mismo principio se aplicó en las variantes extendidas, pero considerando una contraforma más abierta en el maestro pesado para hacerlo sentir parte del sistema.
Signos como la «O» barrada generaban demasiada mancha en pesos pesados. Para corregir este problema, se activa una función conocida como bracket trick para sustituir el signo por una versión sin rastro del trazo que contamine la contraforma en las variantes pesadas.
Hay signos como «e» e «y» cuyos trazos requirieron ajustes que les permitan percibirse con la misma mancha que otros signos. Debido a muchos de estos ajustes, hubo signos que mostraban problemas de interpolación en variantes intermedias. La manera de corregirlos fue transformando dichas instancias en nuevos maestros y después haciendo modificaciones manuales para resolver los problemas de interpolación.
Ya encarrerado con las nuevas variantes de peso y ancho, me animé a integrar itálicas. En una fuente producida por encargo, lo normal es diseñar las itálicas al mismo tiempo que sus contrapartes romanas. La ventaja de producir fuentes para venta al detalle es que las variantes itálicas pueden esperar casi hasta el final del proceso para optimizar su ejecución.
En el caso de Galeana, los signos no solo son una representación oblicua de las romanas, como pasa con otras fuentes grotesque. Decidí integrar una estructura un tanto más cursiva en las itálicas, principalmente notoria en los signos de caja baja, acompañado de algunas compensaciones ópticas que propone Scaglione, como una disminución de peso y ajustes en las alturas del renglón tipográfico. Esto para enfatizar cambios de ritmo que ayuden al lector y para dotar al diseñador de mayores herramientas en una misma familia.

Familia tipográfica Galeana
El producto final son más de 19,000 caracteres de estilo Sans Grotesque de extremos planos, repartidos entre 48 variantes, a su vez catalogadas en 4 subfamilias de acuerdo a su proporción horizontal: Galeana Compressed, Galeana Condensed, Galeana Standard, Galeana Extended.
La evolución del proyecto me recordó al tulipanero africano, en México también llamado Galeana, un árbol de tronco condensado con crecimiento predominantemente vertical cuya corona se extiende a lo ancho en forma pronunciada, desarrollándose pues en 2 ejes.










Comprar Galeana
Puedes adquirir licencias de la familia completa, alguna de las subfamilias o variantes de Galeana en el canal de venta de Latinotype. O si lo prefieres, en los siguientes canales:
Fontspring Font Shop Linotype My Fonts FontHaus Creative market You work for them Fonts.com
Si te ha gustado esta entrada sobre diseño de fuentes tipográficas, te invito a leer el caso de Fondue inspirada en la nostalgia del Art Deco en México, o el logotipo y alfabeto para el Laboratorio Mexicano de Diseño.