Es la primera vez que me encuentro con estos en persona. Tipos de madera que un impresor, en su puesto dominguero del Mercado de «chácharas» de La Lagunilla, ya consciente y adaptado a los métodos de impresión digitales, las decidió vender como objetos artísticos o históricos por tenerlas en desuso. Un modo de escritura mecánica que tiene orígenes en oriente, y que el norteamericano Darius Wells industrializaría en 1828 con diseños europeos, pues fue en países del viejo continente donde tuvieron una demanda mayor para los primeros impresos propagandísticos. En su libro La historia Secreta de las letras, Simon Loxley dice sobre ellas: «Se trata de los tipos de letras, empleados por lo general en un derroche tipográfico, que tipifican las octavillas publicitarias victorianas, la notificación de subastas y los carteles teatrales» [pag.70]. No pude evitar comprarme un par, una grotesca de caja alta y su ahora hermana menor, una moderna de caja baja.