Por alguna razón, recordé esta frase célebre que el cerebro tenía almacenada en alguna capa profunda, donde los de mi generación guardan todos los sobrantes que dejó la tele. Se me antojó liberarla en una noche de insomnio.
Por alguna razón, recordé esta frase célebre que el cerebro tenía almacenada en alguna capa profunda, donde los de mi generación guardan todos los sobrantes que dejó la tele. Se me antojó liberarla en una noche de insomnio.
Impriman un texto cualquiera (en este caso, tipeado con Cooper Hewitt de Chester Jenkins). Dóblenlo, defórmenlo, altérenlo y luego digitalízenlo (con cámara fotográfica o escáner), y ajusten los niveles de la imagen hasta lograr el efecto deseado. Un truco que aprendí en Guatemala, gracias a Luis Dubón.