Desde hace tiempo que tenía la intención de hacer un ejercicio que involucrara adecuar letras a cierto contexto. En el libro In Progress de Jessica Hische encontré muy buenos consejos para armar composiciones donde las letras sean parte de una disposición ilustrada. En esta entrada recupero un ejercicio propio que uso de referencia algunas de sus ideas.
El boceto es primero.
Antes de ir directo a los vectores, siempre conviene hacer bocetos burdos con trazos rápidos para generar ideas generales, que ayuden a tomar decisiones tempranas respecto al estilo y composición, y prever las dificultades.
Afinar la composición, con un poco de ayuda.
Conviene hacer nuevos bocetos con ideas más definida y formas corregidas. Unas buenas lineas guías nunca están demás. Pueden ser impresas en hojas comunes para trabajar con holgura encima de ellas, en búsqueda de ideas más definidas.
En mi caso, me gusta apoyarme de mesas de luz para limpiar el dibujo en un último boceto definido con lápiz azul o verde, sobre el que será más sencillo trazar el dibujo vectorial.
Estructura antes de estilo.
En el caso de las letras, siempre es bueno planear su esqueleto en un formato muy elemental, definiendo sus proporciones y el ritmo que tendrán. Los rasgos, estilo y las deformaciones al renglón pueden venir después de forma más natural.
Antes. Estructura de las letras
Después. Letras con accesorios y modificaciones estilísticas.
Limpar y definir con bezier.
En el punto en que tenemos un boceto pulido y letras definidas, las curvas bezier de cualquier programa vectorial son excelentes para ir formado la composición con mayor limpieza y menos errores, previsualizando el acabado final y definiendo detalles.
Nunca es tarde para tomar nuevas decisiones. La situación de trabajar con curvas bezier es que se hacen más evidentes las deficiencias ocultas por la imperfección del lápiz. En este caso, tuve primero que dibujar nuevos garigoles de forma rápida con un lápiz digital, y después corregir sus curvas nodo por nodo.
El color para al final.
Jessica recomienda dejar las decisiones de color para el final, una ves resueltas formas y composición donde se va la mayor parte del tiempo. Para optimizar la exploración del color, sugiere usar muestras de tintas globales, pues el cambio en cada una de estas tintas impacta de manera global en todos los elementos que estén coloreados con dicha tinta.
Recomiendo ampliamente adquirir el libro de Jessica para hacerse de muy buenos datos didácticos y mucho alimento visual. Mientras tanto, ojalá que esta recopilación de tips y la bitácora de referencias resulten de utilidad.