Diseñar un logotipo va más allá de escribir una palabra con una fuente adecuada. En esta entrada reuno algunas ideas sobre lo que puede implicar —desde su escénica— el bonito acto de logotipear.
La primera vez que escuché el término logotipear fue en el 2014 en una clase con el Mtro. Paco Calles dentro de la Maestría en Diseño Tipográfico, con el que hacía referencia a la acción de diseñar/graficar la palabra escrita como unidad y no solo «tipear» los caractéres que le componen con fuente(s) tipográfica(s) a elección del diseñador. Esto cobra mejor sentido cuando se explora el significado de logotipo si se desmenuzan sus componentes:
Logo= palabra / discurso
Tipo= molde / modelo / ejemplar / patrón.
El logotipo es pués el molde o patrón de una palabra o discurso.
En su libro Identidad Corporativa (pags. 76-79), Joan Costa atribuye a un buen logotipo la necesidad de ser vocativo, es decir, que cuente con un elemento o conjunto de elementos distintivos y llamativos a los que también llama gag, mismos que volverán singular a la palabra alejándola del mero «tipeo». Si analizamos este discurso, se hace presente nuevamente la necesidad de generar formas singulares y a la medida de la palabra. La condición está en diseñarla y no solo escribirla.
Trabajar en la palabra desde el boceto de nuevos dibujos de letras y finalmente en su digitalización pareciera la manera más obvia de cumplir el bonito acto de logotipear. Pero ¿que pasa si no se tiene mucha experiencia en el diseño de formas tipográficas? Una mejor manera para tal situación es siguiendo un proceso de adición, el cual consiste en agregar características a formas ya hechas a fin de que el discurso tome la singularidad necesaria. Siguiendo este método se puede explorar los siguientes recursos, entre otros que la necesidad pueda demandar:
Aumentar grosor
Incluir rasgos accesorios
Agregar inclinación
Para ilustrar mejor el proceso, comparto este video que resume en poco más de 8 min el ejercicio realizado en casi media hora (y que en ciertas condiciones puede necesitar de días). A partir de Helvética se generó una palabra con formas singulares incluyendo nuevas características. Al respecto quisiera apuntar que el ejercicio no tiene como intención la de encontrar significaciones en las nuevas formas de la palabra. Véase como una exploración, dedicada exclusivamente a la transformación de las letras originales jugando con los nodos y encontrar en el camino una palabra con singularidad.
Si se desea adquirir un mejor dominio en la transformación de tipos a logotipos, recomiendo algún buen taller como el impartido por el Mtro. Paco.